Como todos los años, hemos pasado la mañana con los juegos que habían preparado los alumnos de secundaria y por la tarde… desfile de disfraces, testamento del burro y merendola. Al final, como dicen las mamás, “hemos tenido suerte con el tiempo” (¡con qué poco nos conformamos en el Norte!) y hemos podido salir al patio a esquivar los látigos de los zamarrones y los cuernos de la vaca morena. Y a mover el esqueleto al ritmo de la música, ¡que bien lo habíamos estado ensayando!