Con espíritu científico renovado hemos construido en la clase de 5º cuatro cañones de vótices toroidales. A diferencia del aire que expulsamos al soplar, que se dispersa en un recorrido de un metro, estos vórtices presentan una estabilidad que les permite atravesar toda una habitación y derribar objetos livianos a distancia. Los delfines o las belugas son expertos en crear estos vórtices debajo del agua: Nuestra intención era construir el cañón con cajas de cartón y, para que se viera el vórtice (o anillo) llenar la caja de humo. ¡Nos pusimos manos a la obra! Hicimos un agujero de 15 cm de diámetro justo en el centro de la parte frontal de la caja. Después, con mucho cuidado, cortamos el agujero. Para que quedase de la manera más uniforme posible lo forramos de cinta. ¿Cómo íbamos a hacer para ver el vórtice? La idea era llenar la caja de humo. Para ello metimos una tabla y, encima, el papel higiénico que prenderíamos. Antes de llevarlo a cabo, si nuestros cálculos eran correctos (para ello recordamos lo que habíamos visto de las reacciones químicas), podríamos quemar sin miedo el papel si luego cerrábamos correctamente la caja. La llama iría consumiendo poco a poco el oxígeno hasta agotarlo para, finalmente, apagarse. Después llenamos un cubo de agua para tenerlo cerca… Al cabo de un rato, quitamos el papel que cubría el agujero y… probamos el artefacto. Aunque derribamos los vasos, no pudimos ver el vórtice. Si alguien tiene un generador de humo… que pase por 5º, ¡queremos ver los vórtices! Mientras, quemaremos más papel higiénico. 🙂 El vídeo se puede ver aquí.
Un experimento muy divertido. Así da gusto aprender Ciencias!
que bonito!
enhorabuena chicos asi se aprende aunque el resultado no sea el esperado…