Las abejas y los gatos hemos ido esta mañana al Mercado de la Esperanza. Llevábamos dos semanas intentando bajar, pero con tanta lluvia y frío hasta hoy no hemos podido. La espera ha merecido la pena. Hoy ha amanecido soleado y… ¡nos ha hecho un día espléndido!
Hemos bajado al solecito, andando por Vista Alegre hasta el mercado. Primero hemos rodeado el edificio, admirando la gran belleza de esta obra arquitectónica que ha sido declarado monumento histórico-artístico. Luego hemos visitado la parte de arriba, en la que están las fruterías y verdulerías, carnicerías, charcuterías, tiendas de legumbres, frutos secos y encurtidos y después hemos bajado al piso de abajo, a ver los pescados y mariscos. Los comerciantes han sido muy amables con nosotros y nos han enseñado sus productos con mucha amabilidad. ¡Les encanta recibir la visita de los niños!
Hemos disfrutado del paseo y del ambiente del mercado, pero, además, hemos aprendido muchas cosas nuevas. Hemos «descubierto» las habas, que vienen en vainas como las alubias y los guisantes, y que los precios de los productos están marcados al peso (el precio por un kilo). Nos han enseñado dónde tienen la boca los calamares y que cuando las branquias de los pescados están muy rojas es porque éste está muy fresco. Y hemos aprendido cómo distinguir el pescado blanco del azul (¡por la forma de la cola!).
La visita ha sido breve, pero fructífera. La próxima, con más detenimiento, de la mano de las familias…